Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo llegó al Monasterio do Couto o de San Martiño de Xuvía, un visitante ilustre al que el prior agasajó con unas buenas "enchentas" a base de los mejores productos de nuestras tierras. Pero ocurrió que en una de estas comidas (un guiso al parecer) había unos pimientos de picor infernal, que contrariaron al distinguido visitante.
La tristeza y preocupación del prior era tanta que soñó que San Martiño le decía que convidara de nuevo a al invitado para ofrecerle de nuevo el guiso, que de esta vez no picarían.
Los pimientos do Couto no pican por intercesión del santo, aunque hay quien dice que el bueno del prior se dedicó los años siguientes a estudiar las variedades de los pimientos y cruzarlas entre ellas hasta que, por fin, dio con los pimientos que no picaban. Estaríamos en el caso de un antecesor el austríaco Gregor Mendel que enunció en 1865 las Leyes fundamentales de la genética.
Esta leyenda, recogida en un pregón de Andrés Pena Graña en a Festa do Pemento do Couto en 1995, continúa diciendo que el ilustre visitante era el Padre Sarmiento que visitó el convento en el 1745 y en el 1755 y que el preocupado y preclaro visionario prior era uno tal Felipe Colmenero.
Que cada uno piense el que quiera. Sea el santo o sea la genética, lo importante del asunto es que os Pementos do Couto son los que no pican.
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